‘Un monstruo viene a verme’ replica los resultados de la primera semana

Un monstruo viene a verme ha logrado una de esas deseadas excepciones en las que una película mantiene e incluso mejora levemente el resultado de su estreno en una época en lo que lo habitual, y más en un blockbuster, es una caída de entre un 30% y un 60%. Pero aquí juegan factores de excepcionalidad, como la hiperpromoción, machacona y desmesurada, de Telecinco y, sobre todo, el aura de hijo pródigo que ha cosechado un Bayona que ha venido a llenar el hueco que en su día ocupó Amenábar, de capa caída tras su último trabajo. En cualquier caso, y pese (o gracias) al potencial lacrimógeno de la película, nadie duda del talento de un director al que lo peor que le echan algunos en cara es el tacticismo de sus mecanismos emocionales a la hora de dirigir, como si de un milimétrico plan infalible se tratase, más que un camino que por imperfecto resulte más realista. Bien por él, oye.

Entre las novedades destaca Inferno. La tercera adaptación del universo de Dan Brown que Ron Howard lleva a la pantalla no deja de subrayar las carencias de las anteriores pelis, con esa mezcla de moralina conspiranoíca, perversión de los valores artísticos de unas obras reconvertidas en mapas para frikis, y un guión lleno de trampas y giros forzados. No aburre, al menos en lo que a ritmo se refiere, pero tiene el interés de un rollo de papel higiénico gastado.

Sexto lugar para Ozzy. La película de animación española ha conseguido un decente resultado gracias a una promoción medianamente hábil que ha logrado disimular muchas de sus carencias. No hay muchas críticas que la salven, y las que lo hacen, abordan el título desde cierta condescendencia hacia el producto humilde que intenta emular a los grandes. Y es que, más allá de sus limitaciones técnicas, que no son pocas (y más cuando en España ya hemos dado un notable salto en la animación), es un ejercicio donde ni la originalidad, ni el humor, ni un ritmo adecuado consiguen hacer suficiente acto de presencia. Hay buenas intenciones y parte de un proyecto personal, pero poco de ello se percibe en un conjunto francamente tosco donde la falta de disimulo en el product placemente parece un claro síntoma de las debilidades de la película.

El peor resultado se lo lleva, sin embargo, Snowden. Lo último de Oliver Stone, que ahonda en uno de los episodios y personajes que más han convulsionado la política estadounidense reciente, en la previa de las elecciones de Estados Unidos, no ha logrado atraer a los espectadores. A salido con no muchas copias, pero es que, además, el resultado por copia no ha sido particularmente bueno. El título, por contra, ha sido el mejor valorado por la prensa entre las novedades de la lista de esta semana.

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