Sitges 2017 – Día 7

Por Fernando Polanco.

Pasado el ecuador del festival, el cansancio comienza a ser evidente y las proyecciones se convierten en un divertido juego de cazar “cabezás” de los espectadores. Espero que no haya muchas lesiones de cuello de aquí a la clausura. 

MY FRIEND DAHMER

¿Recordáis la primera escena de Inseparables de Cronenberg? Dos niños gemelos aparentemente normales proponen a una niña un experimento sexual bajo el agua. Después de una elipsis, estos dos niños son sendos ginecólogos medio locos y decrépitos. En esencia, My friend Dahmer viene a ser el equivalente en largometraje de la primera escena de Inseparables pero con El Caníbal de Milwaukee. Los tres personajes tienen también otra cosa en común: una visión del ser humano como un objeto inerte de interés entomológico.

My friend Dahmer responde al modelo de relato de “orígenes” al que estamos habituados en películas de superhéroes, supervillanos, o de cualquier protagonista de franquicia de terror. La diferencia: este personaje es real. Dahmer se cobró entre 1978 y 1991 un total de 17 víctimas con las que practicó la necrofilia y el canibalismo. Lo original: conocemos a uno de los asesinos en serie más famosos de Estados Unidos durante sus años de instituto como si de una “teen movie” se tratara.

¿Y a quién se le ocurre esta idea loca? Pues a nadie porque también es real. Derf Backderf, dibujante, creó en 2002 un cómic homónimo basado en su propia experiencia. Y es que resulta que fue compañero de clase de Dahmer y sabe mejor que nadie cómo se incubó el mal en su socio de pupitre.

dahmer

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¿Es posible empatizar con un psicópata si vemos cómo llegó a serlo, si lo convertimos en víctima? En la ficción, por supuesto que sí. Y lo interesante de esta película es que plantea la empatía pero nunca la justificación de sus actos, sería un error pensar lo contrario.My friend Dahmer es una interesante biografía sin ninguna intencionalidad morbosa que juega todo el rato con la ironía dramática (sabemos lo mal que acabará este chaval) y la sensación de que la acción explotará en cualquier momento. Sin duda, uno de los títulos más refrescantes y con un final más redondo de esta edición.

THE CRESCENT

Nos encontramos frente a un título de terror onírico y evocador. Una experiencia visual psicodélica que comienza a hipnotizar desde sus estimulantes títulos de crédito.

The Crescent deambula entre los terrenos del videoarte y la narrativa experimental y consigue momentos de horror y angustia con herramientas a las que estamos poco habituados los amantes del género. Su pilar principal: el continuo juego de texturas plásticas  (pinturas líquidas, agua, humedades, tierra, barro, algas…). Su ritmo y su atmósfera asfixiante quizá no sean compatibles con todos los estómagos y admito que me costó conectar, pero una vez lo hice disfruté de la experiencia más terrorífica de lo que llevamos de festival. 

A SINGLE RIDER

Drama coreano que vendría a ser la versión descafeinada de A ghost story. Parte de una situación que nos toca de cerca: un banquero participa en la venta de ¿preferentes? y, al ser despedido,  tiene cargo de conciencia y viaja a Australia para reencontrarse con su mujer y su hijo.

La premisa se desarrolla con un guión simple y maniqueo cuyo protagonista es la pasividad personificada a pesar de que su vida se derrumba como un castillo de naipes. Todos sus errores se ven maquillados gracias a la elegancia formal que el director consigue darle al conjunto.

Para acabar, deciros que acabo esta crónica después de ver Errementari y aún me eyaculan las retinas. Mañana os hablaré de esta producción apadrinada por el grandérrimo Alex de la Iglesia.

¡Os leo en los comentarios!

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