[Reseñas] Harley Quinn: Noche y día

Portada de Harley Quinn: Noche y día

Edición original: Harley Quinn núms. 8 a 13 USA, Harley Quinn: Our Worlds at War 1 USA
Fecha de salida: Octubre de 2016
Guión: Karl Kesel
Dibujo: Pete Woods, Terry Dodson
Formato: Tomo cartoné, 192 páginas
Precio: 19,50 €

Seguimos al frente de la recopilación de la etapa de Karl Kesel al frente de Harley Quinn con el segundo tomo editado por ECC Ediciones, «Harley Quinn: Noche y día», un volumen que lleva a Harley de viaje por el pasado mientras alguien ha puesto precio a su cabeza y son varios los que están dispuestos a cobrar la recompensa.

Tal y como se vio en el tomo anterior, Harley vuela sola, ya no es compañera de nadie y pretende seguir demostrándose a sí misma y a la ciudad que no la comprende que es una mujer fuerte y decidida, no solo una loca en pijama. ¿Y cómo espera hacerlo esta vez? Pues dando o otros la oportunidad que ella ha perdido: encontrar el amor sea como sea, así que la princesa arlequín del crimen pasará a convertirse en la cupido del crimen incluso si eso le cuesta más de un disgusto. Ya se sabe que para conseguir algunas cosas hay que hacer sacrificios y al fin y al cabo ella siempre ha sido una romántica. Muy a su manera.

Sin estar bajo el influjo del Joker, la línea que separa el bien del mal se desdibuja mucho más para Harley, si es que eso era posible, y las decisiones que la veremos tomar son totalmente inesperadas, aunque justificadas a su manera. Harley está loca pero aún cree que puede hacer bien las cosas. De nuevo, a su manera.

Así que Kesel vuelve a formar equipo con Terry Dodson y Pete Woods para ofrecernos una nueva entrega de esta Harley Quinn clásica que nada tiene que envidiar a la desarrollada por Paul Dini. En «Harley Quinn: Preludios y chistes malos» asentaron las bases para una nueva etapa del personaje, su madurez (si es que eso es posible) y su intento de autodescubrimiento. Pero no os preocupéis, que Harley sigue estando como una regadera.

Harley Quinn: Noche y día núm. 10El mayor acierto de la etapa es separar, aunque sea por la fuerza, a Harley del Joker, dotándola de una independencia con la que el personaje brilla mucho más que a la sombra de su querido pastelito. Una independencia irreal que a Harley todavía le viene muy grande pero a la que le sacan jugo porque pese a su camino hacia la madurez todavía es mentalmente una niña perdida en un mundo que está tan o más loco que ella. Y sin el condicionamiento de hacer el mal por diversión, Harley emprende nuevos retos que la acercan más a su verdadero yo, al origen perdido con el que empezó todo: su intención de ayudar a los demás. Por eso es más que apropiado el regreso a su pasado que hacen, a sus días en la universidad, su caída en lo más oscuro de su alma y su ascenso hasta las entrañas de Arkham. Todo ello aderezado con acción, locuras y secuaces de todo tipo que están dispuestos a cualquier cosa por Harley o justamente a todo lo contrario.

Y en este redescubrimiento del personaje, de lo que la motiva para seguir adelante si las fechorías son solo un medio para un fin, es cuando Harley vuelve a encontrar una pasión más allá de complacer al Joker. A partir de ahí las locuras se concretan y se convierten casi en una misión. Harley tiene muy claro lo que quiere y nada ni nadie la van a detener hasta conseguirlo.

Kesel experimenta y sale airoso de la situación dándole a Harley un par de arcos interesantes con finales más que dignos. Tal vez sea demasiado ligero, pero el tono va bien con el personaje y lo que se espera de alguien que viste de arlequín y es inmune al gas de la risa del Joker. La seriedad brilla por su ausencia pero tampoco es una serie que se pase de la raya y se convierta en una parodia de sí misma, algo de lo que no todas las etapas protagonizadas por Harley pueden presumir.

Harley Quinn: Noche y día núm. 11La usurpación de identidad nos regala grandes momentos y la aparición en bloque de toda la Batfamilia, sorprendida y ultrajada a partes iguales. Sin embargo, aunque aquí Kesel cumple con lo esperado, la trama de los amantes que da nombre al tomo flojea algo más y tan solo sirve para mostrar que cuando Harley quiere ayudar quizás lo único que consigue es empeorar las cosas. Afortunadamente, a partir de ahí se cimienta el próximo gran arco y la cosa promete.

En cuestión de arte, Terry Dodson hace un trabajo muy limpio, bien proporcionado y en el que destaca su gusto por ensalzar las virtudes de los superhéroes y en particular de las féminas. Se centra más en los personajes en primer plano que en los fondos o lo que está en segundo plano, pero en todo momento tenemos la impresión de estar ante un dibujo cuidad que invita a seguir leyendo.

Por parte de ECC ninguna pega, han aprovechado el tirón actual de Harley Quinn para traer de vuelta esta etapa algo más clásica (Kesel y Dodson con ella en el año 2000). No es ni la primera ni la última vez que lo digo, pero para mí esta Harley le da mil vueltas a la nueva, así que yo encantado de que apuesten por devolvernos la oportunidad de seguir leyendo esta interpretación del personaje.

Cameos y apariciones estelares, humor desenfadado, acción desenfrenada, la revelación de algunos de los secretos del pasado de Harleen Quinzel y la Harley Quinn más clásica es lo que se nos promete en este tomo. Una promesa que se cumple página tras página y que no defrauda si lo que se busca es un acercamiento más cercano a la concepción original del personaje, algo lejos de encarnaciones más difuminadas y absurdas.

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