[Reseñas] Harley Quinn: Bienvenida a Metropolis

Portada de Harley Quinn: Bienvenida a Metropolis

Edición original: Harley Quinn núms. 14-25 USA
Fecha de salida: Noviembre de 2016
Guión: Karl Kesel
Dibujo: Terry Dodson, Brandon Badeaux, Craig Rousseau, Phil Noto
Formato: Tomo cartoné, 288 páginas
Precio: 28,50 €

Después de «Harley Quinn: Preludios y chistes malos» y «Harley Quinn: Noche y día», la liberada princesa arlequín del crimen pone rumbo a Metropolis para darle más de un dolor de cabeza a sus ciudadanos, a la Unidad de Crímenes Especiales y a Superman.

Bajo esa premisa se nos presenta «Harley Quinn: Bienvenida a Metropolis», un cómic cuyo título invita a pensar en lo que encontraremos en su interior, aunque lo mejor sea dejarse llevar por las locuras de una desatada Harley Quinn. Desatada porque desde el principio de esta etapa de dos años que finaliza con este tomo, ha estado buscando su lugar en el mundo después de descubrir que su Pastelito no era tan dulce como ella pensaba: cuando Joker intentó matar a Harley, ella se dio cuenta de que era el momento para volar en solitario. Aunque a Harley lo de estar sola nunca se le ha dado demasiado bien, por eso convence a Hiedra Venenosa para la aventura a Metropolis.

De esta forma, con un final en el horizonte y una incursión hacia una ciudad mucho más luminosa que la lúgubre Gotham, y que probablemente no está acostumbrada a las locuras de criminales como este dúo dinámico que aparecen en porta, Karl Kesel y Terry Dodson vuelven a firmar un volumen en el que nada es necesariamente lógico y las sorpresas están a la vuelta de la esquina. O de la azotea, en este caso, sobre todo si tenemos en cuenta que el protector de Metropolis es capaz de volar, un boy scoutt aguafiestas que solo será uno más en la lista de personas que buscarán incordiar de una forma u otra a una chica que tan solo quiere pasar un buen rato.

Cómo cambian las cosas si las miramos desde la perspectiva de alguien cuyo concepto del bien y el mal está patas arriba. Casi igual que el de cierto personaje volador que no aparece en este tomo y que no es un clon de Superman. No sé si me entendéis.

Viñeta de Harley Quinn: Bienvenida a Metropolis

La llegada de Harley y Hiedra a Metropolis sigue en la misma línea de lo visto anteriormente en estos tomos, así que poco hay más que añadir sobre el tono humorístico de la obra, que consigue sacarte una sonrisa incluso en los momentos más negros, que los hay. De hecho, sorprende especialmente la naturalidad con la que Harley y Hiedra se enfrentan a su búsqueda y encuentro de apartamento.

Página de Harley Quinn: Bienvenida a MetropolisY hablando de encuentros, el más esperado tal vez sea el de Harley y Superman, pero para eso tendréis que pasar muchas páginas. Antes de que la ex-psiquiatra se cruce con el hombre de acero lo hará con su clon defectuoso, el siempre malentendido Bizarro. Y son tal para cual. Desde su última vez con los Quinnitos a Harley le falta músculo para llevar a cabo sus ideas, así que la aparición de Bizarro le viene que ni pintada y a cambio solo tiene que hacerle un pequeño favor de nada… encontrarle una novia.

Entre idas y venidas, sátiras sobre ocultar la identidad bajo una ropa decente y unas gafas cualquieras, planes descabellados para divertirse, vengarse y encontrarle una novia a bizarro y alguna otra cosa más, el tomo nos regala una notable primera mitad que mantiene el listón donde se quedó en los anteriores. Pero, porque siempre acaba habiendo un pero, la cosa cambia cuando pasamos el ecuador del tomo y el viaje a Metropolis se trunca de forma inesperada. Entonces nos encontramos con un viaje de otro tipo, algo que está entre lo onírico y lo mitológico, mientras Harley visita una realidad en la que no sabe si está viva o muerta, despierta o soñando. Y es Etrigan el que la lleva de la mano por allí, así que os podéis imaginar el enorme contraste con el urbanismo previo.

Ese contraste se ve reflejado no solo en el desarrollo de la trama, totalmente diferente a lo anterior, sino también en el apartado artístico, que cambia notoriamente y marca un nuevo rumbo. El trabajo de los Dodson es cuidado y hacía lucir a Harley y los demás personajes de forma limpia, en casi todos los casos y en todas las facetas de cada uno, así que el cambio se acentúa aún más.

Portada sin texto de Harley Quinn: Bienvenida a MetropolisBrandon Badeaux es el que recoge el testigo y si bien nos ofrece buenos dibujos también, su estilo es algo más sucio y ciertamente agresivo. La verdad es que viendo que se ocupa de los números del inframundo, la elección es buena y va a la perfección con lo que se quiere contar, así que poca queja al respecto. Hacia el final volvemos a tener cambio y el revelo lo toma Craig Rousseau, que nos deja unas páginas con un estilo mucho más colorido y simple, con algo de exageración y un toque cartoon. Tal vez en este caso sí se echa algo de menos a los Dodson y eso nunca es bueno.

Dejando eso de lado, se pone fin a esta etapa con un tercer tomo que, aunque no vamos a contaros el final, termina algo abierto para permitir que el que llegue después tenga la opción de llevar al personaje hacia donde le plazca. ECC ha hecho un gran trabajo recopilando estos números de hace quince años para aportar variedad a su catálogo en general y a los cómics de Harley Quinn en particular. Ahora ya no hay excusas para disfrutar de Harley Quinn, porque podemos encontrarla sola o acompañada, moderna o clásica, ofreciendo cada vez cosas diferentes que no dejan de partir de una misma cabeza loca.

Si os gustaron los anteriores es una opción segura, porque en la primera mitad se mantiene el estilo y el tono y después se intenta darle una vuelta a todo para darle un final. Un cierre a toda la etapa. Tal vez raro, pero un cierre al fin y al cabo, que es de lo que se trata, de ir hasta el final. Hasta el adorable final. Palabra de Harley.

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