La Neo-Geo de las plataformas digitales

Fred Rosen, el expresidente de Ticketmaster, y su socio — y compañero de golf –, Dan Fellman, han anunciado la puesta en marcha de Red Carpet Home Cinema, una plataforma digital hiperexclusiva que permitirá a sus usuarios alquilar películas todavía en cines de EEUU por un precio de hasta 3.000 dólares.

Por aclarar: Rosen y Fellman son perfectamente conscientes de que esta plataforma es para quien es. Y el NYT también, porque su periodista Brooks Barnes comienza el artículo explicando cómo se les ocurrió la idea: comiendo en San Vicente Bungalows — el lugar donde RUMORE cenaron Steven Spielberg y el jefe de contenidos de Netflix, Ted Sarandos, para limar asperezas después de la polémica liada con declaraciones atribuidas a un portavoz del director sobre su desconfianza en la plataforma; es esa clase de sitio.

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Total. “Todos los productos que conozco tienen una versión de lujo”, explica Rosen. “¿Por qué no las películas?”. Así que él y Fellman, ex jefe de distribución de Warner Bros. donde trabajó durante 37 años, decidieron poner en marcha este servicio que es, a todos los efectos, la primera realidad de una idea con la que algunos estudios llevan jugando desde hace bastante tiempo: la posibilidad de tener una plataforma cinematográfica premium en casa.

Hablamos aquí hace bastante tiempo de estos esfuerzos, concentrados en Screening Room, un intento fallido abanderado por Sean Parker.

Este servicio es mucho, mucho más exclusivo… pero funciona. Rosen y Fellman ya han cerrado acuerdos con Warner Bros., Paramount, Lionsgate, Annapurna , Disney/Fox y Fox Searchlight. Y lo han conseguido, aseguran, hablando a las claras sobre los destinatarios de este servicio: la clase superalta. Ninguno de los estudios implicados ha querido hablar para el reportaje.

Pero la plataforma existe. Las tarifas se moverán entre los 1.500 y 3.000 dólares por película, lo que te concedería un plazo de 36 horas para verla. Lo que sucede — y esto es una idea que se planteaba con Screening Room, es que no te las puedes alquilar directamente: primero es necesario un desembolso previo de, atención, 15.000 dólares, para adquirir un  reproductor de seguridad, cargado hasta los topes de mecanismos antipiratería, e instalado por un técnico especializado (por ese precio más vale que sea James Cameron).

Los dos señores lo tienen clarísimo. “Somos demasiado viejos para ejercer de disruptores en la industria. Ni siquiera estamos intentando llegar a los 10.000 clientes. Con menos de 4.000, podríamos tener 300 millones de beneficio anual”, explica Fellman. De ese dinero, los estudios se llevarían un pico de entre 25 y 50 millones al año, según sus proyecciones.

Podeís visitar la web aquí. No os preocupéis. Pinchar es gratis.

NYT

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