Jurassic World: El reino caído

A todo lo relacionado con Parque Jurásico le daré siempre una oportunidad, aunque después de las buenas sensaciones que me dejó el primer visionado de Jurassic World, se me ha ido cayendo bastante con las sucesivas revisiones. Sigue siendo una peli muy entretenida, pero con mucho bochorno de por medio. Así que con esta segunda entrega he llegado con una considerable cautela y con la esperanza de ver algo un poco distinto.

Que a los mandos estuviese J.A. Bayona era un elemento de esperanza. Pienso que es un gran director al que a día de hoy le sigue faltando haberse encontrado un guión a la altura de sus capacidades. Su trabajo en las dos primeras entregas de Penny Dreadful, por ejemplo, dejaba claro que con buenos mimbres era capaz de sacar momentos francamente conmovedores (la escena del “nacimiento” del monstruo de Frankenstein, por ejemplo). Así que aquí la duda iba más enfocada al guión, en el que vuelve a estar inmerso Colin Trevorrow, el capitán de barco de esta nueva trilogía jurásica, junto con Derek Connolly, también involucrado en la anterior entrega y que lleva acumulando “pelis con bicho” desde entonces.

jurassic world 2

jurassic world 2

Hay que asumir que, a estas alturas, las ideas de la franquicia están muy agotadas. Hemos visto ya dos entregas dedicadas al parque como tal (la original de Spielberg y la anterior de Trevorrow) y tres, contando la presente, que giran en torno a una operación de rescate. En casi todas ellas siempre están presentes los malignos intereses económicos en torno a la ingeniería genética, el tráfico ilegal de especies y las aplicaciones industriales o militares. Es decir, la saga siempre ha girado en torno a dos cuestiones éticas muy contemporáneas: la relación materialista del ser humano con la naturaleza y la responsabilidad inherente a cualquier avance científico. Dos temas que aquí vuelven a estar presentes, como siempre, al servicio del espectáculo y no viceversa.

Así que ¿dónde innovar con estos mimbres?. La respuesta parecen haberla encontrado en el juego con los géneros y en una mayor implicación con los personajes.

Jurassic World: El reino caído tiene, como El mundo perdido, dos mitades bien diferenciadas, una primera que funciona como película de catástrofes y que es relativa a la operación de rescate de dinosaurios ante su inminente destrucción por una erupción volcánica, y una segunda más cercana a una idea de casa encantada sustituyendo espíritus por dinosaurios, pero que se sustenta en secretos y mentiras dentro de un núcleo familiar y que serán clave en la evolución y desenlace de la trama. Bayona, que ha navegado previamente en ambas aguas, se maneja sobradamente bien en ambos casos. La primera mitad, aparte de tener un buen surtido de imágenes brutales de Isla Nublar en sus últimos estertores, sirve para reforzar a los protagonistas de la pasada entrega con más fondo y para una mejor construcción de sus momentos cómicos, que llegan a recordar al tono de Indina Jones y tienen presencia sólo cuando es oportuno (Owen y la lava o la escena de la bolsa de sangre, por ejemplo). En la segunda hay una deriva clara hacia el suspense y una reducción de los elementos cómicos a favor de las revelaciones de los personajes que se irán desvelando.

jurassic world 1

jurassic world 1

Trevorrow y Connolly suben el listón respecto a su anterior trabajo (cosa que no era difícil). Lo abordan no sólo con respeto al legado pero sin el aparente miedo al mismo de la primera parte. Afrontan de cara la obligación de crear algo medianamente novedoso, de migrar hacia otros géneros (dentro de las limitaciones de la saga) y no buscar el guiño constante. En su contra, que los protagonistas siguen sin tener peso específico, aunque los hayan mejorado sensiblemente, y que el sentido del espectáculo y de la amenaza sigue ligado a rizar el rizo en lo que a aberraciones genéticas se refiere, otorgando cada vez más “superpoderes” a los dinosaurios de laboratorio. Pero, por encima de todo, quizás el mayor pecado sea que para una vez que la saga lleva sus temas de base más allá, planteando un desafío ético mucho más grave, éste queda diluido entre los márgenes obligados de la franquicia y en la traca final del clímax. Aquí había mucha más miga de la que se han permitido rascar, corriendo el riesgo de que una idea francamente interesante haya quedado como un giro efectista de la trama sin particular consecuencia. Veremos si esto tiene desarrollo en la tercera parte.

Por tanto, un entretenimiento más que digno que plantea nuevas ideas, aunque se achante en la más interesante de todas, y un estreno con nota para Bayona en una película hollywoodiense, demostrando que el es capaz de elevar una película a lo mejor que su guión pueda ofrecer.

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