Crítica de The disaster artist

Crítica de The Disaster Artist

Crítica de The disaster artist

‘The disaster artist’ viene de ganar la concha de oro en San Sebastián y no es para menos porque la adaptación del libro de Greg Sestero sobre el rodaje de una de las consideradas “peores películas de la historia” es divertida y brillante de principio a fin. La película va de Hollywood, de lo que es y lo que queremos que sea, de sueños y esperanzas pero también de obsesión malsana, de una visión deformada de la realidad y de miedos y angustias.

En 2003 Tommy Wiseau decidió que ante la imposibilidad de conseguir un papel en Hollywood debía escribir, dirigir y protagonizar su propia película. Se gastó aproximadamente 6 millones de dólares (de su bolsillo) y lo que salió de eso fue una película llamada “The room” que es infame. Tan mala que los espectadores la han acabado considerando un film de culto y disfrutado como un ejercicio de visionado irónico (Nota: en youtube podréis encontrar fragmentos del film original de Wiseau, no tienen desperdicio).

The Disaster Artist

Ahora James Franco nos ofrece un film sobre cómo se hizo el film. A priori estos ejercicios de metacine me producen una pereza infinita, pero con The disaster artist esta sensación desaparece rápidamente. El guion traza un desarrollo de personajes y situaciones tan estrafalarias que serían difíciles de creer si no hubieran ocurrido en la vida real. El trabajo de James Franco es brutal. Derrocha una personalidad que se impregna en todas las escenas, pero lejos de resultar cansino consigue que de alguna manera acabemos cogiendo cariño a un personaje tan complicado y antipático como Wiseau. Y es que Wiseau quiere ser un héroe a pesar de que su aspecto es más bien el de un villano tipo Frankenstein. Se ve a sí mismo como un buenazo del que todo el mundo se aprovecha y en parte es así, pero sus manías, su personalidad conflictiva y sus extraños cambios de comportamiento le llevan a alejarse del mundo. En la película ha participado Judd Apatow y su banda (el propio Franco, Seth Rogen, Zac Efron…) y se nota en el tono del humor, en las situaciones inconcebibles y en esa especie de positivismo que impregna la película.

The Disaster Artist

Pero lo más importante de todo esto es que ‘The disaster artist’ es divertida, mucho y casi todo el rato. Pero también sabe ser tierna o dura cuando lo necesita. No es perfecta pero nada ni nadie lo es (que le pregunten a Wiseau) ni lo esperamos. Es una joya que merece mucho la pena y que no decepcionará a nadie.

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