[Reseñas] Academia Gotham: Anuario

Igual que muchos otros títulos, «Academia Gotham» se despide del Nuevo Universo DC, la etapa que la vio nacer en medio de una oleada de nuevas apuestas para ampliar el abanico de opciones, y así encarar el renacimiento del universo DC junto al resto de colecciones. Pero antes de empezar «Gotham Academy: Second Semester», antes de dar paso a un nuevo periodo para Olive, Maps y compañía, nos toca darle un repaso a este último volumen que pertenece al epílogo de los Nuevos 52, DC You.

El último arco de «Academia Gotham» apuesta por algo diferente, por crear un anuario con vida propia con la excusa de que Maps ha sido excluida del anuario oficial del internado. ¿Cuál es la solución de la señorita Mizoguchi? Crear el suyo particular e incluir lo que considere oportuno, así que a lo largo de los cinco números incluidos en el tomo nos muestran relatos breves de todo tipo que amplían la mitología de esta serie y nos dan la oportunidad de conocer mejor a los personajes y de paso escudriñar otros rincones de la elitista academia. Por ello Brenden Fletcher y Adam Archer comparten su protagonismo habitual como responsables de la colección con una legión de guionistas y dibujantes que aportan su granito de arena para dar su particular versión de lo que se cuece dentro de las paredes de la academia.

El problema radica en que para apostar por historias breves enlazadas por una trama horizontal se pierde la magia de los primeros volúmenes en los que el misterio y esas incontables referencias a las novelas juveniles sobrenaturales y de detectives eran una constante en cada número. No se puede tener todo y el cambio de dinámica permite tocar muchos temas diferentes en pocas páginas, sorprendiendo además con estilos de dibujo muy, muy diversos. De hecho, casi parece una recopilación de historias cortas no relacionadas, aunque realmente sí lo estén. Más o menos.

A todo esto, uno de los invitados pasados de la colección regresa para hacerle un regalo especial a su amiga. Justificado o no, entre otras cosas porque por momentos parece alejarse de lo que siempre se ha establecido con el personaje, es un bonito detalle con el que despedir a un personaje que casi no tuvo tiempo de dejar su huella (guiño, guiño) en la academia.

Sobre la historia no hay mucho más que contar, porque son historias cortas que Maps no relacionadas ha ido recopilando en su anuario y que los autores invitados aprovechan para hacer suyo un trocito de la colección. Es una idea que aporta algo de frescura a la colección, aunque puede provocar que aquellos que buscaran una última gran trama antes del cambio de ciclo se sientan algo decepcionados. Lo único que aporta algo de desarrollo en la historia principal, ya que lo otro son historias contadas dentro del anuario, que pueden haberle ocurrido a Maps o no, es la posterior desaparición del anuario… ¡robado por Robin!

Todo tiene una explicación que se aclarará hacia el final, pero hasta entonces nos encontramos con un buen puñado de historias breves intercaladas que si bien nos sirven para adentrarnos rápidamente en diferentes situaciones ocurridas en la academia, hacen que el tiempo se detenga en el desarrollo del presente de la colección. Ese contraste con lo hecho anteriormente, sobre todo al no esperar un cambio tan importante y tan largo, es tal vez lo que ha hecho que de los tomos lanzados hasta ahora este haya sido el que más dificultades haya tenido para terminar. Al menos por mi parte, entrar y salir de tantas historias, sin que eso se utilice para nada más allá de ser una mera excusa para que las páginas pasen y sirvan de catálogo de estilos artísticos, no funciona igual de bien. «Academia Gotham» supo abrirse paso entre el mar de colecciones de DC, entre tanto superhéroe, para desmarcarse de todo eso y ocupar un espacio libre hasta entonces. Era una serie original que usaba el suspense y el misterio para narrarnos las vivencias de unos estudiantes de un peculiar instituto. Y aquí, aunque la base sigue siendo la misma, se ha perdido esa magia y todo lo que queda es un misterio que no es tanto y un recopilatorio de historias.

Volver a contar con Robin, aunque sea de forma testimonial y para explorar una faceta algo diferente del joven petirrojo, es siempre un punto extra para cualquier serie, sobre todo si saben jugar con su aparición enmascarando un buen gesto bajo unas aparentes intenciones misteriosas nada buenas.

En el terreno artístico es muy difícil entrar porque la cantidad de estilos diferentes es enorme y todos son, de verdad, muy diferentes. En ellos encontramos ese mismo tono desenfadado que ha caracterizado a la serie (en unos mucho más que en otros) pero la mayor parte del tiempo el halo de misterio con el que la serie conquistó a sus lectores queda relegado a un plano secundario o inexistente según quien coja el lápiz. Es comprensible al tratarse de historias narradas por Maps dentro de su libro, pero el contraste entre unas y otras (se supone que todo lo cuenta o lo dibuja Maps, ¿por qué tanto cambio?) no termina de funcionar.

Por todo esto «Academia Gotham» se despide de su primera etapa de forma irregular, con un buen comienzo y un no tan buen final que ha sido incapaz de estar a la altura por querer rellenar páginas que no conducían a nada. Por puro completismo y para leer más cosas sobre Olive, Maps y los demás estudiantes de la academia merece la pena, pero si este tomo en concreto tuviera que recomendarse como algo individual quizás desde aquí no lo haríamos. Lo que hizo que los primeros números captaran la atención de muchos lectores se ha olvidado en pos de una historia vacía que se resume con la palabra amistad. Es muy bonito todo, pero para contar eso no eran necesarias las 120 páginas. Con 12 era suficiente.