Por qué 'Gunpowder Milkshake' es el complemento perfecto a la acción testosterónica y ultraestilizada de 'John Wick'

Por qué 'Gunpowder Milkshake' es el complemento perfecto a la acción testosterónica y ultraestilizada de 'John Wick'

Después de la revolución llegada desde Indonesia de la mano de Gareth Evans en la descomunal ‘The Raid’, que volvió a encumbrar la industria asiática como gran referente dentro del cine de artes marciales, el año 2014 trajo bajo el brazo un título que cambió radicalmente el status quo del cine de acción norteamericano: la espléndida y ultraestilizada ‘John Wick’ de Chad Stahelski y David Leitch.

Desde su estreno, y reafirmado por sus apabullantes dos secuelas estrenadas hasta la fecha, el largometraje protagonizado por Keanu Reeves se ha convertido en un nuevo estándar dentro del género; elevando el listón en lo que respecta a coreografías y set pieces hasta hacer que productos más que decentes caigan en el olvido, e influyendo el estilo de un buen puñado de notables actioners recientes como ‘Atómica’ o ‘Nadie’ —curiosamente gestados por uno de los directores de ‘John Wick’ y por su guionista, respectivamente—.

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En medio de este panorama de aspirantes a clon wickiano, muchos de los cuales no cumplen ni por asomo las expectativas —y ‘Kate’ es un buen ejemplo de ello—, ‘Gunpowder Milkshake’ se eleva como el complemento perfecto a la sobredosis de solemdnidad y testosterona de la franquicia de Lionsgate. Y es que el filme de Navot Papushado brinda un festival pulp-pop rebosante de girl power al que llegas atraído por su sentido de la acción, y en el que te quedas encandilado por su brutal tono y por un universo de lo más rico, poblado por unos personajes realmente encantadores.

It’s A Man’s Man’s Man’s World

Después de su modesto, pero encomiable debut conjunto ‘Rabia asesina’, el dúo compuesto por Aharon Keshales y Navot Papushado firmaron la espléndida ‘Big Bad Wolves’; un thriller con una sorna grotescamente divertida y una factura impoluta que recibió alabanzas hasta del mismo Quentin Tarantino. Ahora, con su primer trabajo en solitario, Papushado ha mantenido intacta la esencia de su obra previa, distinguiendo radicalmente a ‘Gunpowder Milkshake’ de sus competidoras.

Si algo hace única a esta orgía de acción en clave femenina, eso es su tono. Sí, ‘Gunpowder Milkshake’ es un thriller de acción con todas las de la ley —y con todos sus lugares comunes, todo sea dicho—; pero esas capas de humor negro como el carbón, en ocasiones bobalicón y con fuertes influjos del slapstick más clásico contagian al patio de butacas y suplementan a la perfección la violencia explícita que salpica el metraje durante unas escenas de combate espectaculares, a la altura de lo que cabría esperar en pleno 2021.

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A esta peculiar propuesta tonal hay que sumar un diseño de producción fantástico que aporta un carácter único a las oleadas de muertes y huesos rotos que inundan la pantalla. Una aproximación artística atemporal que no teme en zambullirse en los terrenos del neon-noir, mezclando escenarios propios de los 50 —ese diner es una hermosura— con maravillas del motor ochentero como el Porsche 944 que conduce la protagonista; todo ello bajo el prisma del director de fotografía de Michael Seresin, dominada por los colores primarios ultrasaturados y con pasajes totalmente deslumbrantes.

Pero, por encima de todo esto, el elemento determinante que eleva a la divertidísima ‘Gunpowder Milkshake’ por encima de la media es su singular universo de asesinas implacables y organizaciones criminales. Con un lore tan rico como autoconsciente, y sin miedo alguno al disparate, la cinta se las apaña para encandilar, pero falla a la hora de profundizar y escarbar en los orígenes y funcionamiento interno de unas bibliotecarias que piden a gritos un mayor desarrollo.

Gunpowder

El gran broche de oro lo pone un resplandeciente surtido de personajes principales, tratados con acierto sobre el papel y en pantalla, e interpretados por un reparto estelar y en estado de gracia en el que leyendas como Michelle Yeoh se dan la mano con grandes nombres como Lena Headey, Carla Gugino o Angela Basset; todas ellas, eso sí, a la sombra de una Karen Gillan que roba todos los focos de la función, y cuyo físico hace aún más verosímiles si cabe las ensaladas de tortas que presiden el show.

Como veis, ‘Gunpowder Milkshake’ lo tiene todo: un tratamiento visual impecable, un reparto en estado de gracia, unas coreografías a la vanguardia del género, un cóctel tonal que equilibra a la perfección drama, humor y violencia disparatada… Un compendio de aciertos que, sumados a su desparpajo y a la ausencia total de solemnidad impostada, la convierten en la mejor wicksploitation estrenada hasta la fecha, empatada técnicamente con ‘Nadie’.


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Por qué ‘Gunpowder Milkshake’ es el complemento perfecto a la acción testosterónica y ultraestilizada de ‘John Wick’

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por
Víctor López G.

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