En defensa de “El Vuelo del Navegante”: La joya olvidada de la ciencia ficción ochentera
Por MadLoco.
A pesar de que la década de los 80 nos regaló títulos icónicos en el género de la ciencia ficción, «El Vuelo del Navegante» suele quedar en el olvido. Sin embargo, esta película no solo capturó la imaginación de los jóvenes espectadores de entonces, sino que se adelantó a su tiempo con conceptos pioneros y efectos visuales innovadores.
La historia nos narra las peripecias de David, un joven que desaparece y, al regresar, parece no haber envejecido, sumergiendo al espectador en una intrincada travesía entre el tiempo, el espacio y la condición humana. Pero lo que realmente resaltó en aquellos tiempos fue la representación visual de la nave: un diseño fluido, metálico y con animaciones que marcaron un hito en la cinematografía.
Más allá de la aventura, «El Vuelo del Navegante» plantea cuestiones profundas sobre el crecimiento personal, la búsqueda de la identidad y el valor de la familia. David, interpretado magistralmente por Joey Cramer, se encuentra perdido en una realidad alterada, y su dinámica con la nave inteligente MAX refleja las complejidades de la relación entre seres humanos y tecnología.
El toque final lo pone la banda sonora compuesta por Alan Silvestri, que, con sus acordes, transporta al espectador a un viaje cósmico lleno de emociones, desde la alegría hasta la melancolía.
Aunque «El Vuelo del Navegante» no haya alcanzado la notoriedad de otras cintas de su era, sin duda encierra un encanto y una profundidad que la hacen merecedora de una revisión. En una época en la que la nostalgia ochentera está más viva que nunca, es el momento de redescubrir y apreciar este clásico subvalorado.
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