¡¡BÚ!! Así funcionan los jumpscares y los sustos baratos en las películas de terror

Aliceonboat

Los jumpscares tienen muy mala fama dentro del cine de terror: se suele decir que el buen cine de género es el que trabaja la atmósfera, el suspense, la tensión, y los sustos baratos son todo lo contrario. Un patapún, una subida brusca de sonido y corte de montaje, un gato tirando un jarrón y ya estamos, de forma económica y sin invertir demasiado en ambientación, a un espectador o espectadora con taquicardia.

Sin embargo, los jumpscares también tienen su arte. Y no son cosa del cine moderno, aunque en la actualidad el género de terror esté acercándose peligrosamente al abuso: en el nuevo vídeo de ‘Todo es mentira en el cine y la televisión’ te contamos por qué no son precisamente una novedad, cuáles son sus hitos y qué sustos nos han hecho saltar en la butaca de forma literal. Con gritito y esturreo de palomitas.

Desde la barquita de marras de ‘Viernes 13’ al primigenio sustazo de ‘Carrie’, que vertebró todos los jumpscares de los ochenta, pasando por las últimas muestras del género: pon el volumen a tope y apaga las luces. Igual estos no son los sustos más intelectuales de la historia del cine, pero si eres de los que echan de menos el tren de la bruja de la feria de tu pueblo en aquellos agostos de los años ochenta, este vídeo es para ti.

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John Tones

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