Sully

Por Nauzet Melián (@nowseed)

Sully cuenta la historia de una hazaña real, el heroísmo de un hombre en una situación límite. No obstante, la película no se dedica a enaltecer la figura de Chesley Sullenberger de forma convencional, sino que busca introducirse en la psicología del personaje y abarcar emociones humanas en diferentes personajes. Me parece un acercamiento interesante que funciona a distintos niveles.

Chesley Sullenberger es un personaje especialmente rico porque no es un héroe al uso. Sully se siente humano desde el primer instante porque sus sensaciones están basadas en el principio de acción y reacción. Si bien actúa con seguridad durante los momentos más comprometidos, la desconfianza en sí mismo aumenta gradualmente y sentimos su miedo en conversaciones con su esposa y su compañero de cabina (Laura Linney y Aaron Eckhart respectivamente). Sully no sabe si ha hecho lo correcto, el despliegue informativo del incidente le abruma, y la investigación le hace dudar sobre sí mismo. Su comportamiento es familiar y cercano, porque entendemos de dónde provienen sus sentimientos. Y existen pocos intérpretes en el mundo capaces de transmitir verdad, dignidad y humanidad como lo hace Tom Hanks.

© Warner Bros. / Malpaso© Warner Bros. / Malpaso

© Warner Bros. / Malpaso

Hanks ha construido una envidiable filmografía a partir de personajes ordinarios en situaciones especiales/extraordinarias (Náufrago, Salvar al Soldado Ryan, Capitán Phillips, El Puente de los Espías). Tiene una cualidad innata para comunicar sensaciones auténticas, y en Sully nos regala una nueva demostración de su talento para evocar sinceridad. Sullenberger no capitaliza su proeza, ya que él asume sus actos como parte de su trabajo y la experiencia que ha acumulado a lo largo de 42 años. La mirada de Hanks desprende una integridad infranqueable que desarma todo cinismo en el espectador más escéptico.

Clint Eastwood es muy inteligente, y tener a Tom Hanks liderando un proyecto de estas características le permite optar por una dirección cercana. Eastwood utiliza durante gran parte del filme planos medios y primeros planos para encerrar a Sully en espacios reducidos. La cámara aísla al protagonista para introducir al espectador en la psique del personaje. Además, este uso de la cámara es un recurso básico para que la audiencia empatice de forma más directa. Los planos generales o americanos permiten la entrada de más elementos en el encuadre, provocando un exceso de información que aleja al espectador de emociones complejas. Los primeros planos eliminan información del encuadre y enfatizan gestos y miradas, de ahí su uso en escenas dramáticas principalmente. Por otra parte, Eastwood aprovecha las posibilidades de la premisa para regalarnos planos espectaculares del avión en diferentes momentos del incidente, abriendo el plano cuando resulta pertinente y exprimiendo las posibilidades que el formato IMAX le puede ofrecer.

El montaje es otra de las herramientas que quiero destacar en Sully. Un filme basado en hechos reales y con una trama tan (teóricamente) previsible en cuanto a desarrollo (accidente, consecuencias, investigación, desenlace) podía haber caído en lugares comunes que le restaran impacto, trascendencia o frescura narrativa. Afortunadamente, Sully decide fragmentar su estructura y utilizar el accidente de avión como motor de la historia al que volver a lo largo de todo el metraje. El accidente es el desencadenante de la trama, y mostrarlo al completo al inicio del filme puede provocar un desequilibro de ritmo y fuerza en el resto de película. Empezar de forma potente una historia y caer en convencionalismos dramáticos suele ser un error generalizado, así que Eastwood y su editor Blu Murray deciden distribuir dicho accidente a lo largo de la historia y focalizar su atención en elementos distintos cada vez que recuperan el incidente. Esta decisión proporciona al filme un equilibrio excelente y permite mantener la tensión de forma constante.

Me resulta curioso que un filme con esta temática sea tan sutil en el uso de la música. Eastwood ha contado con dos compositores debutantes para acentuar tensión, drama y catarsis emocional, pero nunca abusa de ella. Es muy fácil caer en el melodrama con estas películas, no sólo a nivel de ejecución narrativa sino en la enfatización de la música para provocar ciertas emociones en el espectador. Sully no manipula, y pasa de puntillas por ciertas secuencias que podrían haber tenido mayor impacto dramático. Agradezco esa confianza en el material de base y en permitir que el espectador conecte con la cinta a través de la honestidad y de todas las partes móviles que conforman el filme. Una de esas partes móviles es el uso inteligente y acertado de personajes secundarios para reforzar la temática y el mensaje de la cinta. En una película de estas características, los directores suelen olvidarse de retroalimentar a su protagonista con la humanidad que otros personajes pueden aportar. Y me parece un error muy común. Las películas sobre desastres naturales, sucesos trágicos o simplemente extraordinarios suelen convertir a las víctimas en un número, en una herramienta unidimensional que funciona para incrementar la escala y urgencia narrativa de la cinta, pero no se les proporciona individualidad.

El ser humano conecta de manera más intensa con personas y hechos a nivel individual, y nuestra empatía es mayor cuando separamos las partes de un todo y focalizamos nuestra atención en historias específicas. Clint Eastwood y Todd Komarnicki (guionista del filme) lo saben, así que deciden enriquecer y humanizar la trama a través de los pasajeros y la tripulación. Estas breves escenas en las que algunos pasajeros cobran cierto protagonismo me parecen todo un acierto, ya que sienta las bases emocionales de lo que está en juego. El aterrizaje forzoso del avión pone en peligro las vidas de padres, hijos, sobrinos, amigos. Verlos como individuos y no como un colectivo provoca un impacto emocional mucho mayor.*

Sully es un filme sobre la humildad, sobre la capacidad de cuestionarse a uno mismo por un bien mayor. Pero ante todo, la cinta de Eastwood es un retrato del héroe anónimo, de la experiencia como virtud y de nuestra capacidad innata para hacer el bien porque es lo correcto, no por imposiciones sociales. Es un filme esperanzador en un mundo cínico y deshumanizado. Necesitamos más filmes como Sully.

*Entre el grupo de pasajeros del avión que pilota Chesley Sullenberger se encuentran una señora mayor y su hija. A mi lado en la sala de cine vieron la película una señora mayor y su hija, ambas de edades muy similares a los personajes de la cinta. Tras acabar la película y encenderse las luces, ambas compartieron una mirada cómplice entre lágrimas. Y un sentimiento de abrumadora empatía me atravesó como una flecha. Nunca infravaloremos el poder del séptimo arte para emocionar, remover conciencias, conectar con otro ser humano.

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