La música del pánico: las 24 bandas sonoras más inquietantes del cine de terror

La música del pánico: las 24 bandas sonoras más inquietantes del cine de terror

Que las bandas sonoras son parte nuclear de una película de terror es algo que no se le escapa a nadie. El «tachán» a destiempo, con el volumen al 11 y con su buena dosis de percusión y cuerdas desgarradas es esencial en una película de terror, como también lo son los violines desafinados para que te zambullas en una atmósfera crispada, o un lejano arrullo de sintetizador para favorecer un espectral misterio. Al mismo nivel que las imágenes sugerentes o las interpretaciones al límite, las bandas sonoras son una pata esencial para construir una película de miedo memorable.

Pero hay veces en las que los temas principales de las bandas sonoras de terror se convierten en algo que va más allá de un mero acompañamiento de una situación de suspense o una ayuda para construir la tensión. A veces son la misma identidad de las películas: un tema pop de ribetes inquietantes, un par de acordes que simbolizan al monstruo con más precisión que cualquier línea de diálogo, una fanfarria perfecta para acompañar un logo inmortal en los créditos. 

Hemos seleccionado algunas de esas ocasiones en las que las bandas sonoras han hecho más que crear atmósfera: se han convertido en el ADN del mejor cine de terror. Sube el volumen y escóndete debajo del sofá, no sin antes tener muy en cuenta nuestro inevitable disclaimer: primero, esta selección es absolutamente personal del arriba firmante. Te invitamos a que compartas tus propuestas en los comentarios. Y segundo, hemos intentado no repetir autores, que es el motivo de que no haya treinta bandas sonoras de Carpenter y otras tantas de Goblin. Nuestra intención es darte un panorama lo más variado posible.

Drácula (1958)

Compositor: James Bernard

El muy habitual de la Hammer James Bernard (suyas son las BSOs de los Dráculas de la casa, así como de los Quatermass, entre muchas otras) dio aquí con el tono perfecto que tendrían los grandes éxitos de la compañía en el género del terror. Es decir, clásico pero a la vez grandilocuente, tremebundo, rozando la exageración premeditada, sinuosa como los intervalos sensuales del erotismo hammeriano y avasalladora como aquella violencia nunca vista antes en la gran pantalla. Estos míticos compases del tema principal de la primera ‘Drácula’ de Christopher Lee serían reformulados en otras películas colmilleras de la Casa, como en la también extraordinaria banda sonora de ‘Drácula, Príncipe de las Tinieblas’. 

Psicosis (1960)

Compositor: Berrnard Herrmann

Quizás la banda sonora más famosa de la historia del cine de terror, en perfecta consonancia con las intenciones de Alfred Hitchcock con su película: hasta bien avanzada la trama, nada de lo que sucede es especialmente inquietante. Es anodino incluso: pero ahí están esas furibundas cuerdas de Herrmann para recordarnos que algo no va bien, pese a los matices evocadores que tiene la melodía. Y luego, la secuencia de la ducha: Hitchcock quería que la única banda sonora fuera el agua, los gritos y las cuchilladas. Herrmann le convenció de que el sonido de un violín aullador reforzaría la escena. Y vaya si lo hizo. 

La semilla del diablo (1968)

Compositor: Krzysztof Komeda

Komeda, compatriota polaco de Polanski, fue un respetado compositor de jazz, pero será recordado por la nana que Mia Farrow canta en los créditos iniciales de ‘La semilla del diablo’, pura perversidad presatánica con el mero acompañamiento de un clavecín. El resultado, en tiempos mucho menos explícitos que los actuales, fue revolucionario, y ahora prácticamente no podemos escuchar una nana en una película (del género que sea) sin que un escalofrío nos sacuda el espinazo. El resto de la banda sonora también es excelente, jugueteando con texturas eróticas, atmosféricas y disonantes.

El exorcista (1973)

Compositor: Mike Oldfield

Cuando William Friedkin decidió desechar la (excelente, aunque esa es otra historia) banda sonora de Lalo Schifrin para ‘El exorcista’, la elección de esta sustituta fue casi casual. El director estaba visitando las oficinas de Atlantic Records -distribuidora en Estados Unidos de ‘Tubular Bells’, el primer disco recién publicado de Mike Oldfield-, cogió un disco sin etiqueta al azar y lo hizo sonar. Decidió que los primeros compases eran perfectos para su película, y la inclusión de este tema en la banda sonora de la película de terror que cambió el mundo convirtió el tema de Oldfied en un hit internacional. Una de las asociaciones artísticas más insólitas de la historia del cine de terror, y también una de las más imborrables. 

Las 37 mejores películas de terror de todos los tiempos

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El hombre de mimbre (1973)

Compositor: Paul Giovanni

Junto al tema principal de Riz Ortolani para ‘Holocausto Caníbal’, uno de esos temas de la historia del cine de terror que parecen inocentes y hasta podrían ser aislados éxitos pop, pero que en el contexto de sus respectivas películas reciben una capa de perversidad que las convierten en auténticos himnos oscuros. En este caso, ‘Willow’s Song’ es el tema que la hija del posadero, Britt Ekland, canta a la enjuta voz de la razón personificada por el protagonista de ‘El hombre de mimbre’. De ritmo estructurado como una espiral ascendente, con una percusión cada vez más física y tangible, su letra incluye fragmentos de poemas populares y también de significado levemente pagano, esquinado e impío. El resultado es capaz de enloquecer hasta al más cristiano de los oficiales de las fuerzas del orden de Su Majestad.

La matanza de Texas (1974)

Compositores: Tobe Hooper y Wayne Bell

Como todo lo que rodea a la película más aterradora y brutal de todos los tiempos, una afortunadísima mezcla de improvisación, intuición, talento desbocado e imprudencia juvenil dio como fruto esta abstracción demencial que mezcla experimentación y country zumbado. Las cacofonías imposibles (emisiones de radio, golpes en cacerolas, lo que hoy llamaríamos drones desbocados) adquieren un cuerpo extrañamente rítmico. Un milagro creativo y la representación más exacta del pánico sonoro jamás plasmada en celuloide, y que ha influido a lumbreras como Animal Collective y la facción más redneck del freak folk

Suspiria (1975)

Compositor: Goblin

Como en tantas otras entradas de este artículo, la discografía de Goblin da para texto propio, pero si hay que elegir nos quedamos (después de competir fieramente con su música para ‘Zombi’ de Romero) con su tema para ‘Suspiria’, la épica historia de brujas y danza clásica en Nueva York de Dario Argento. Argento pidió a esta banda de prog-rock italiana, comandada por Claudio Simonetti, que más que un acompañamiento a las imágenes, compusieran temas que enhebraran la atmósfera pesadillesca que él buscaba, de ahí los inolvidables temas circulares, cacofónicos, y los gritos de «Bruja, bruja», así como la experimentación melenuda con disonancias y ritmos poco convencionales. Al lado de esto, los esfuerzos de Thom Yorke dan algo de cosica.

Rocky Horror Picture Show (1975)

Compositor: Richard O’Brian

Por supuesto que estuvimos dándole vueltas a varios musicales de temática macabra para incluir por aquí, de la demoledora ‘Cannibal’ a ‘El Fantasma del Paraíso’ que adorna nuestra cabecera, pasando por ‘La tienda de los horrores’. Nos quedamos con ‘Rocky Horror Picture Show’ por ser epítome del más puro cine de culto, y porque la entregadísima declaración de amor que hace en sus títulos de crédito al cine de género sigue haciendo que se nos salten las lágrimas. Puede que no sea la película más aterradora de esta lista, pero desde luego es la que mejor nos representa. Programas dobles, siempre, todo el rato. 

La profecía (1976)

Compositor: Jerry Goldsmith

Ya pisando el acelerador de la moda satánica de los setenta, tras el bombazo de ‘El exorcista’, Goldsmith se puso demoniaco del todo, dejando atrás la sugerente y extrañisima atmósfera, casi casual, que Friedkin consiguió empleando la abstracta ‘Tubular Bells’ para su película. Aquí ya vamos con un «Viva Satán» como un castillo, en el aterrador tema principal de ‘La profecía’ de Richard Donner. El resultado hiela la sangre y fue nominado al Oscar, tanto la BSO en su conjunto como este tema que, francamente, si yo fuera disc-jockey, lo pondría como punto final de cualquier rave. La idea de crear una misa negra sonora, invirtiendo frases de la consagración de una misa cristina en latín es de una perversidad considerable. Ha tenido, como es natural, múltiples versiones, pero nos quedamos con la locura de la superbanda de art-grindcore Fantômas.

La noche de Halloween (1978)

Compositor: John Carpenter

Si nos ponemos con las bandas sonoras de Carpenter, el maestro se nos come el artículo: ya hicimos una selección de sus mejores bandas sonoras aquí, pero posiblemente la cima de su muy representativo estilo sintetizado sea una de las primeras, ‘La noche de Halloween’. El poco habitual compás de 5/4 al que discurre (insólito en la música pop) le da una atmósfera de extrañeza, igual que los sonidos sintetizados envolventes que se desploman sobre las reconocibles y crispadas notas de la melodía principal. El mismo Carpenter lo reformularía con más o menos disimulo en el resto de su filmografía, hasta el punto de contagiar a nada menos que a Ennio Morricone en la también sensacional música para ‘La cosa’. Un clásico absoluto. Por cierto, si quieres conocer a un heredero tronadísimo de la locura sintetizada de Carpenter, acércate a la BSO de Harry Bromley Davenport para su propia ‘XTRO’.

Nosferatu, vampiro de la noche (1979)

Compositor: Popol Vuh

La banda de krautrock y música avanzada -entre otras muchas etiquetas que no les hacen justicia del todo- Popol Vuh fueron los responsables de poner música a esta lírica oda a lo putrefacto de Werner Herzog. No fue la única vez que colaboraron Herzog y Popol Vuh (también lo hicieron en ‘Aguirre, la cólera de Dios’ o ‘Fitzcarraldo’), aunque sí fue la más destacada. Aquí, la banda se inspiró tanto en Wagner como en el folclore georgiano, lo que lleva al empleo de instrumentos atípicos que acercan sus temas al folk más clásico: entre sitares y guitarras acústicas. El resultado propone un contraste brutal con el inhumano monstruo al que da no-vida Klaus Kinski, a la vez que hunde sus uñas en los orígenes milenarios, vinculados a la Tierra y la Naturaleza, del vampiro y sus pasiones.

Nueva York bajo el terror de los zombies (1979)

Compositor: Fabio Frizzi

Fabio Frizzi es tan responsable de la atmósfera cadavérica, putrefacta y renqueante de las películas de Lucio Fulci como el propio director italiano. Absolutamente todas sus bandas sonoras para el maestro del horror de los ochenta son imprescindibles (la de ‘Miedo en la ciudad de los muertos vivientes’, por ejemplo, es mi favorita personal), pero quizás la de esta ‘Zombi 2’ es la más icónica. Aún imita los ramalazos progresivos de los Goblin que rubricaron la increíble partitura de la original ‘Zombi’ de George A. Romero, pero esta propuesta de Frizzi es más atmosférica y fatalista gracias a ese bombo sintetizado inexorable y eterno, como la avalancha de muertos en el puente de Brooklyn. Ojo al resto de la banda sonora que, acorde con el argumento de la película, se desliza por zonas de insospechado exotismo africano.

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Alien, el octavo pasajero (1979)

Compositor: Jerry Goldsmith

Aunque este tema principal parece pertenecer a una banda sonora de género más clásica, el trabajo completo de Godsmith para la película es a ratos mucho más arriesgada, que muchos en su momento calificaron de avant-garde, como se puede oir en los créditos iniciales. Pero aparte de esa valiosísima experimentación sonora y que tan bien conecta con los horrores anti-humanos que presenta la película, la parte más reconocible y convencional, que Scott apenas usó en el film -para disgusto de Goldsmith-, es también perfecto. La formación como compositor de bandas sonoras clásicas de Goldsmith permitió imbuir de cierto romanticismo los pasillos de la nave y los páramos del planeta, consiguiendo que la película fuera, más que una película de horror puro, una elegía a la poética de lo desconocido.

Phantasma (1979)

Compositores: Fred Myrow y Malcolm Seagrave

Hay dos influencias muy claras en esta banda sonora de Myrow y Seagrave: las macabras sinfonías rock de Goblin para Argento (especialmente ‘Suspiria’) y ‘Tubular Bells’. A ello se suma que coincidió prácticamente en el tiempo con otro tema que hacía de los teclados circulares y obsesivos su leit-motiv: ‘La noche de Halloween’, aunque Myrow y Seagrave carecen de la fría y obsesiva abstracción de John Carpenter. La de ‘Phantasma’ es una banda sonora más convencional, más de película de terror de la época, pero los altibajos de piano de su melodía siguen dando sinuosa forma a uno de los sonidos clásicos del mejor cine de terror de los ochenta. ¿Nuestra réplica favorita? Sin duda, ‘El hombre alto’ de Ningoonies. 

El resplandor (1980)

Compositor: Wendy Carlos y Rachel Elkind.

La reconocibilísima y muy siniestra melodía electrónica, llena de efectos y cacofonías, que acompaña a Jack Torrance y su familia de camino al Hotel Overlook en los ominosos, amenazantes títulos de crédito de la película fue la única de todas las que compusieron Carlos y Elkind que acabó usando Stanley Kubrick. Eso provocó un roce considerable entre Carlos y Kubrick (que ya habían colaborado en ‘La naranja mecánica’), pero no impidió que esta pieza, abiertamente inspirada en el 5º movimiento de la ‘Sinfonía fantástica’ de Berlioz (a su vez procedente del famoso himno medieval ‘Dies Irae’) se convirtiera en un clásico incomparable de lo salvajemente oscuro.

Viernes 13 (1980)

Compositor: Harry Manfredini.

Pese a la fama de subproducto de la película de Sean S. Cunningham, la banda sonora de Manfredini es todo un prodigio, y es empleada con mucha inteligencia en la película: su famoso tema principal solo suena cuando aparece el asesino real. Manfredini se inspiró abiertamente en la banda sonora de John Williams para ‘Tiburón’, inspirado en su monstruo eternamente ausente, así como en el Bernard Herrmann de ‘Psicosis’, por la clara base argumental del film. La guinda: el mítico ‘ki ki ki ma ma ma’, contracción rítmica del ‘Kill her, mommy’ que Pamela Voorhes escucha en su cabeza y para cuya composición Manfredini se inspiró en la obra del compositor Krzysztof Penderecki.

Creepshow (1982)

Compositor: John Harrison

Soberbia y perfecta composición de John Harrison para el mítico film de episodios de George A. Romero y Stephen King que homenajea los clásicos del terror de EC Comics. Harrison (que colaboró con Romero en películas como ‘El día de los muertos’) entiende el tono inocente que exige la película y brinda una banda sonora llena de efectos de sonido chanantes, ritmos de piano macabros y sencillos e inquietantes cánticos infantiles. Un ejemplo perfecto de cómo rendirse por completo a los pies de la película y que el resultado funcione por sí mismo.

Pesadilla en Elm Street (1984)

Compositor: Charles Bernstein.

Cuando pensamos en las bandas sonoras de terror de los ochenta a golpe de sintetizador, John Carpenter es el primer autor que se nos viene a la cabeza. Pero el tema principal de Charles Bernstein para el clásico de Wes Craven no es nada desdeñable: usa los sonidos etéreos y electrónicos para crear esa atmósfera entre canción infantil y sueño viscoso que tan bien le sienta a la película. Bernstein no fue demasiado prolífico y apenas se dejaría ver en otras bandas sonoras, aunque dentro del género de terror se le puede encontrar poniendo música a películas como ‘El ente’, ‘Cujo’, ‘Inocentada sangrienta’ o ‘Amiga mortal’.

Re-Animator (1985)

Compositor: Richard Band

El tronchante tema principal de la banda sonora de ‘Re-Animator’ es un plagio abierto y confeso del mítico tema principal de Bernard Herrmann para ‘Psicosis’: un chiste a la vez tan llano y frontal como sofisticado, en perfecta consonancia con la película a la que acompaña, do de pecho del gore bufo de los ochenta. Absolutamente todo lo que rodea a esta pieza de menos de tres minutos es sublime, desde la caradura de Band a los propios títulos de crédito, con modelos anatómicos brillando con neones chirriantes. Pero el resto de la banda sonora, sarcástica y evocadora, demuestra que Band es mucho más que un plagiario. Para no repetirnos no vamos a zascandilear por el resto de sus estupendas composiciones para la Empire de su hermano Charles Band, pero aquí seleccionamos unas cuantas de las mejores abanderadas de su reconocibilísimo sonido.

Los viajeros de la noche (1987)

Compositor: Tangerine Dream

Si crees que los espesos sonidos ambientales de las últimas formas de synthwave (sin duda, melodías perfectas para películas de terror que nunca existieron) han inventado algo, deberías revisar las extraordinarias bandas sonoras sintetizadas de Tangerine Dream. Sus demoledoras y atmosféricas composiciones para títulos como ‘Carga maldita’ o ‘Thief’ son tan merecedoras de respeto como las partituras, más poperas, de Mike Oldfield en ‘El exorcista’ o de Vangelis en ‘Blade Runner’. Lo que este trío de franceses tramaron en la obra maestra vampírica de Kathryn Bigelow es casi representativo de las diferencias entre esta road movie con colmillos y su coetánea ‘Jóvenes ocultos’, de banda sonora también estupenda, pero muy diferente. A medio camino entre el synth-pop más rítmico y las atmósferas de Carpenter, esta banda sonora de Tangerine Dream merece salir de la oscuridad ya mismo.   

Hellraiser (1987)

Compositor: Christopher Young

Clive Barker quería al dúo de electrónica experimental Coil para que pusiera banda sonora a las andanzas de sus cenobitas (un trabajo que acabó editándose de forma independiente), pero los productores se negaron, conscientes del extrañísimo nivel al que brillaban las composiciones del par de chiflados. El sustituto fue un adecuado Christopher Young, un soberbio compositor que nunca ha llegado a recibir del todo el reconocimiento que merece y que dio a luz aquí a una de sus mejores partituras. El resultado es inquietante pero moderno, mezclando de forma única atmósfera cargada de electrónica y guiños a los clásicos góticos, que sin duda complacieron al Barker más enamorado de la Hammer.

Cementerio de animales (1989)

Compositor: The Ramones

Hay películas de terror o afines que se han caracterizado por una banda sonora pop que, en buena parte, tiene la responsabilidad de su éxito. Y juntas, conforman una amalgama indivisible. Es el caso de producciones como ‘El cuervo’, imposible de entender sin su avalancha de goth-rock industrial y su estética de ojeras y gabardinas. Sin embargo, nuestro impacto preferido entre pop y horror es ‘Cementerio de animales’, porque nada en esta vida marina tan bien como Stephen King y los Ramones. La historia de cómo se conocieron los reyes del punk-rock y el soberano de la literatura de miedo ya justifica la colaboración, pero es que además, ‘Pet Sematary’ es un perfecto trallazo ramoniano, con una letra salida de un buen tebeo de terror («And the night, when the moon is bright / Someone cries, something ain’t right«) y todos los tics autorales de los neoyorquinos. 

Saw (2004)

Compositor: Charlie Clouser.

Seña de identidad absoluta de la franquicia ‘Saw’ al nivel del muñeco en el triciclo, la careta de cerdo o las frases metafísicas de Jigsaw. Ha sido mil veces parodiada por su tono en eterno crescendo, perfecto para acompañar  las disparatadas revelaciones del final de cada película de la saga: Clouser fue miembro de la banda de rock industrial Nine Inch Nails y se nota en los arreglos del tema ‘Hello Zepp’, llenos de percusiones metálicas y tonos ominosos. Clouser no ha hecho muchas más bandas sonoras, aunque siempre ha permanecido cerca de las producciones de terror de James Wan (su trabajo en ‘Silencio desde el mal’ es también soberbio). Fuera de la égida del director, sin duda destacan en su filmografía los magistrales créditos de la televisiva ‘American History Horror’, ya puritito NiN.

It Follows (2014)

Compositor: Disasterpeace.

Disasterpeace, seudónimo artístico de Rich Vreeland, es habitual de las bandas sonoras de videojuegos, algunas tan memorables como las de ‘Hyper Light Drifter’ o ‘REZ’. Su estilo sintético, que bebe del chiptune, de las atmósferas electrónicas de los ochenta y de nuevas corrientes como el synthwave, rinde tributo inequívoco a las reiteraciones obsesivas de John Carpenter, a quien homenajea con descaro en ‘It Follows’. A base de constantes que se repiten a lo largo de todo el disco, Disasterpeace compone un acompañamiento perfecto para la película de David Robert Mitchell, uno que arroja tantas preguntas sin responder como la propia película, y que respira el mismo aire de amenaza sin especificar. Por cierto, que volvieron a colaborar en ‘Lo que esconde Silver Lake’, ya con una banda sonora orquestal que demuestra que su talento solo ha empezado a despuntar.

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John Tones

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