Cannes 2019. 2ª jornada: Los zombies de Jarmusch no disgustan pero tampoco entusiasman

Ayer quedó inaugurada la septuagésimo segunda edición del Festival de Cannes con todo aquello que define al certamen: cinefilia, petardeo y caos y todo en elevadas dosis. Como bien aseguraba Salvador Dalí, ni alta ni baja cultura, simplemente cultura. Lo mismo se apuesta por lo más vanguardista a nivel cinematográfico, aunque no quieran prescindir de su grupito de directores, que se puede ver a cualquier modelo/influencer de las redes sociales acaparando todo el protagonismo en la alfombra roja, y todo eso dominado por el descontrol y el ruido de una villa de la costa azul que no dormirá en estas dos semanas.

Jim Jarmusch es uno de los cineastas preferidos del festival de Cannes, con su primer largometraje (Extraños en el paraíso) se alzó con la Cámara de Oro y desde entonces ya ha participado ocho veces en la competición de la sección oficial y se llevó la Palma de Oro de los cortometrajes por Coffee and Cigarettes: algún lugar en California. El premio gordo se le ha resistido y a lo máximo que ha llegado es a la medalla de plata (el gran premio del jurado) por Broken Flowers en el 2005. Lo vuelve a intentar con Los muertos no mueren en donde se adentra en el género zombie y cuenta en su reparto con Bill Murray, Adam Driver, Tilda Swinton, Chloé Sevigny y Selena Gomez. Como bien indica su título un grupo de muertos regresan a la vida provocando el caos en un pueblo estadounidense habitado por personajes tan pintorescos como la dueña de una funeraria a la que le encanta maquillar a los cadáveres como si fueran Boy George y que tiene muchísima destreza con la katana, un hombre que vive como un cavernícola o una pareja de policías que no se aguantan. Jarmusch tira de su habitual estilo narrativo y además juega saltarse la cuarta pared para lamentarse por esa generación que ha sido educada a partir del cinismo y que está completamente dominada por el consumismo y el postureo en las redes sociales.

Los-muertos-no-mueren-Cannes-premiere

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Los muertos no viven entretuvo durante su exhibición ante los invitados y medios de comunicación y deja imágenes para el recuerdo, principalmente gracias a una Tilda Swinton que es la actriz que mejor se lo pasa del mundo, pero la sensación más o menos general es que Jarmusch ha rodado una película con el piloto automático como si fuera uno de esos zombies que aparecen en ella.

También en la sección oficial a concurso se ha presentado la francesa Les Misérables que supone el primer largometraje en solitario de Ladj Ly que forma parte del colectivo Kourtrajmé. El film sigue a un policía que se integra en un grupo que opera en una zona especialmente difícil de París, el suburbio de Montfermeil (de donde procede el director) e irá descubriendo los diferentes clanes que pelean por hacerse con el control del distrito. Aunque por el título podamos pensar que se trata de una nueva versión de la obra de Víctor Hugo, sus referencias no van mucho más allá de uno de sus escenarios en donde desgraciadamente la vida no ha ido a mejor en 200 años. Las primeras impresiones han sido positivas por esa manera de plasmar con crudeza y de manera enérgica la realidad de un país que está yéndose a la deriva desde hace tiempo. Se la está comparando con El odio de Mathieu Kassovitz y se apuesta por el éxito de su carrera comercial.

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